jueves, 22 de julio de 2010

¿Alguna maravilla de tu isla?

Como le contestó Pablo a Mario: `Consideraré de manera adecuada esa consideración sumamente democrática´. Y como le respondo yo a usted, señorita, sin duda alguna me parece lindo que con las palabras, las personas, sean quienes sean, se alegren de repente y consigan sacar una sonrisa, por mínima que sea, Beatrice consiguió llenar de vitalidad a Mario.

La diferencia es que, en este caso, Pablo nunca pudo decirle al Sr. Ruoppolo lo siguiente: `Ya está, ya has encontrado tu poesía, por si acaso quieres escribirla, aquí tienes tu cuaderno´. Puesto que en mi poesía, llegué a comprender que Beatrice no quiso ser escrita.

Domingo Campos Migueles